Deslizándome como un
espejo sobre una pista negra. Sin control. Desprendiéndome de la
fricción del tiempo entro en una extraña inercia que me libera de
todo mal. El sol se refleja en mi móvil y apenas distingo las
palabras de tu despedida por whatsapp. Soy el dolor de mi propia
ausencia. Estonosepara, que diría Helena Miquel. Compartir el camino
de baldosas amarillas con un puñado de extraños. Soy el truco que
esconde la magia de la vida. Perder en un juego que tu mismo has
inventado. “Les enseñaré sus aposentos, siganme señores” les
dijo mientras subian por la escalera de caracol alumbrados por la
tenue luz de un candelabro.
Me gusta la belleza de este mundo tan
casual. Siento simpatia por la vida, a pesar de que sea una cena
siempre fría. Siempre tarde. Precipitandome al abismo de mi propio
interior. Habrá que inventar una buena excusa, cuando pasen cuentas.
Me gustaría doblegar a la vida con un gesto. Dicen algunos que es
fácil escapar, pero nadie escapa. Estoy esperando una llamada. El
tiempo se precipita cuesta arriba.
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