Tu nombre

¿Qué decirles a los que ya tiran la toalla? Seré un iluso pero sigo en pie respirando. Cómo convcerles de algo de lo que yo no logro convecerme. Nuna creíste en nosotros, y ahora el tiempo te da la razón. Despiertame si estoy soñando. No dejes que me aleje de mi sombra. En las peores situaciones es cuando el insignificante tiene más poder. Más camino por delante. Si esto fuera una canción llevaría tu nombre. La perversión de lo absurdo. El no va más de repente. Mis ojos se cierran lentamente alrededor de tu cuello. Y conozco los caminos. Me alegra poder estar diciendote estas palabras, porque al fin y al cabo, estoy vivo en un mundo donde reina la mayoría de los muertos.

Pisando Mierda.

Partir de improviso, olvidándonos a nosotros mismos. El pasto se quemó. Y los insectos que recorrían nuestra mente tomaron el poder. Las cartas estaban echadas y el tramposo sonreía.  ¿Si puedo ser quién quiera por qué he escogido ser quién soy? Muñecos de juguete que cobran vida y no traen muy buena leche. Desde mi erosionada perspectiva el tiempo ha perdido el control.

El poeta loco que toco fondo.

El poeta toco fondo. Incapaz de ser dueño de mi vida, blasfemo letalmente contra los secretos de tu mirada. La letrina más sucia de tus sueños. Sólo puedo idolatrar a quien me castiga.  O soy dueño o no, nada de medias tintas. Sólo soy dueño de la sensibilidad de unas palabras que ejecuto contra la ilusión. Es hipotética la comicidad de mi condición, libre de densidad, soy todo peso. La concha de tu madre, alguna vez pensaste que no hay más camino que el que te pierde bajo la sombrilla en una playa desierta.

La carta que siempre espero.

Sólo decirte que eres el mejor hijo que he soñado tener. Cada paso tuyo es uno mío. Y corres muy deprisa. Eres mi el camino que he creado y no me arrepiento. ¿Sabes que no lo muestro mucho? Pero a mi manera te lo hago llegar, muy sutilmente, haciéndote esforzar al máximo en este juego de niños que nunca llegaremos a comprender. Te invité a jugar, tengo ciertas responsabilidades, pero a veces también me confundo.

gossos

Llegaron los dos mossos para despertar al borracho que había en  la terraza. Yo comentaba con un nuevo amigo, como iban a actuar y lo que iban a hacer. No les puedes levantar un dedo. Si no te inmovilizan en dos 2 x 3. Si explicas tus penas te llevan hasta casa. Si no tienes casa hasta el albergue más próximo. Y el viejo preguntaba si se podía acabar el chupito. Los uniformes son la derrota. El confundir principios. El olvidar el origen.

Las horas

Universo de uniformes declarando la guerra. Estado policial en el mundo. Especulando con Dios, tiene las de ganar. Mientras desfloro la flor de mi vida, el corazón cada vez está más al aire. En busca de la inútil verdad. El piano acompañaba los pasos a ciegas de los juegos fáciles, de las emociones adiestradas.  Las palabras adecuadas haciendo arder el suelo de paja. Y el despertar de una pesadilla, y el dudar en la cama, y el perder la noción del tiempo, atrapado en el presente. El pasado que se olvida se amontona en una pequeña porción de nada.

La historia está escrita pero no narrada, y a veces es necesario.

En millones de rostros se difundía el desarrollo de la trama. No se puede borrar el pasado. El calor afectaba al silencio.  Busco algo de paz. Y todo enraizaba. Teníamos que tomar las alas.  No hay malos entendidos. Uno sabe cuándo toma las decisiones adecuadas cuando se siente bien. El bien y el  mal. Supo interpretar las señales. He encontrado el eje. Aprender el valor de las palabras.  Sé que debo olvidar. Sé que debo olvidar la verdad para poder olvidar lo que he olvidado. Se llama acto de fe. Somos nuestras palabras. Sé que debo desprenderme del caparazón para armarme de valor. Te van a crucificar, pero a veces es necesario.  Interpretar la pausa perfecta en el momento en que dejo atrás lo que no recuerdo.