Cada sonrisa que se pierde es
engullida por una tristeza que desmerece mi aliento. Escribo con el pensamiento
en pequeños retales de incertidumbre
mientras realizo juegos malabares en mitad de una autopista, con la esperanza
de atar cabos. Desfilan los veteranos de la nostalgia por calles cargadas de silencio.
Hago una pausa y con disimulo intento desenredar el ovillo con que me tiene
atado el Destino. Mientras el azar lanza una moneda que jamás caerá, todos
miramos hacia el cielo. A la intemperie de tus propios sentimientos esperas el
mensaje. Cristales empañados que se rompen. Una ligera brisa entra por las
costuras de mi alma. Rebusco en unos bolsillos infinitos en busca de la razón
para seguir buscando.
Incesable partida de dados en mi
mente guían mis pasos por el sendero de la propia intolerancia. Buscar salida
al laberinto de dudas, como una rata ciega que al recuperar la vista descubre
que está en el vertedero de las circunstancias. Un silencio que cala en los
huesos, una tangente que no llega, un cuento poético de terror. Estoy cansado
de la gente que me dice ¿por qué no…? Porque no puedo…, dice frunciendo el
ceño. Corro por mi TENTE, subiendo y bajando cajas de plástico. Bon dia.
Desayuno vino con gaseosa y unos
petas, y con un nuevo corte de pelo. ¿Cómo soy de diferente de mi reflejo?
Estoy en casa dibujando mundos para cada uno de vosotros. Cuidarse, hoy he
comprado gomina. Veo gente cada día pero pocas son personas. Estoy aprendiendo
a reconocerlas, ya era hora, Querido diario, hoy soy un poco mejor que ayer.
Aunque aún estoy en la versión Beta de Roger 2.0 voy camino de la perfección.
¿Qué menos que eso? Eres mi ruina, piensa mi padre cuando me ve pasar por la
sala. Y yo pienso, y tú la mía. Escucho Radiohead y desayuno, ojeando las
noticias en internet. Levantarse descansado, eso vale mi vida. Cuidado que bien
el karma police.