dimarts, 15 d’abril del 2014

amanecer.

Una mañana a punto de estallar despunta por la vertiente de mi pensamiento. Ser el inevitable resultado de toda una vida. Aplicar la voluntad emergente en una realidad movediza sin piedad. Los pequeños jugaban calle abajo cuando se rompieron los frenos del camión. Soy el reflejo de un prisma que susurra la verdad iluminado por una vela roja. Las inquietudes devoraban su interior como ratas locas. Sólo vas a jugar una vez y no vas a ganar, así que por qué no disfrutar de la carencia de reglas de este juego salvaje. Esbozando formas con el humo atravesado por la luz de esta mañana de miércoles. Esribir como una pisada en el vacío.



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