La vida para mi es como
el chiste de Groucho: “¿A quién va a creer, a mí o a sus propios
ojos?” Sólo espero no tener razón nunca. Interferencias en el
proceso creativo por parte de parasitos o chupacabras. Escribo desde
la distancia para decirte que te veo mal. Describía el paisaje dibujado en su sonrisa. Las tristezas amenazan desmoronarse como un
castillo de naípes frente a un ventilador, mientras resuelvo los
geroglíficos de las bolsitas de azúcar. Un corazón en llamas, un
alma desbocada, un testigo ciego, un camino sin fin, ideas que se
retuercen como presas moribundas. Hay gente con mala suerte.
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